domingo, mayo 14, 2006

2/ flores para Abimael


Estoy sentado aquí, con mucho frío, solo y triste, leyendo esto. Ahora has venido a posar tus ojos sobre mí. Llegaste en silencio y no has hecho otra cosa que callar. Con tus alas extendidas me cubres. Giras y giras alrededor como preguntando suavemente si quiero ir contigo, y yo te digo casi en silencio, en una sonrisa... Pero de pronto estoy en este caracol, con esta sensación de intuir cerca el mar. Y entonces el ahogo, el temblor en mi cuerpo. Me abandonas. Huyes. Vuelas tan lejos y tan alto que ya no logro verte más. Y me quedo sentado, esperando, volviendo a contar los días y los segundos de este paraíso artificial.
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