viernes, junio 09, 2006

11/ Un beso desconocido


Es el territorio de los desconocidos. Silencio. Me acerco a un oído. "Escúcheme por favor. Tiene que ayudarme. ¡No puedo escapar de este lugar!" La oreja huye espantada. Me acerco a otra oreja, lleva un pequeño arete, le susurro: "No sé qué es el amor. ¿Alguna vez ha amado?" Unos labios viejos y arrugados me dicen: "cretino, no siga molestando a la señorita" Lo miro. Me fascina su actitud. Le pregunto: "¿Está molesto o me odia? ¡Cuénteme que siente por mí! Por favor, hábleme de la ira". Otros labios murmuran, me llaman borracho, loco, insolente. Entonces para darles gusto me cuelgo de la baranda, corro de un lado a otro, me caigo, me revuelvo en el piso como un insecto. Me acerco al oído de cada uno de los cuerpos desconocidos. ¿Me amas? ¿No? Entonces me odias. ¿Por qué no me pegas? Dame un beso. ¿Sabes que el tiempo es un dios cruel y despiadado? Es omnipotente y no me deja en libertad. Ya casi he olvidado todo sobre allá afuera, qué clase de hombre soy, si lo soy. No sé nada del mundo, no sé vivir, solo veo esta oscuridad y estas ventanas llenas de lluvia. Busco flores y estoy atrapado en este lugar. Solo pueden suceder dos cosas para salvarme. La primera de ellas es...

10/ La felicidad de los estúpidos y los necios


Existe una diferencia entre "la felicidad" y la otra felicidad que podemos sentir en el transcurso de nuestra vida diaria. A veces es necesario "creer" y "sentir" que somos invadidos por esa sensación sublime, aunque no necesariamente entendamos y conozcamos el significado esencial de la palabra, especialmente su contenido. Creo que la marca distintiva entre "la felicidad" y la otra felicidad es un pequeño detalle. Quizá sea el miedo o el temor como elemento agregado y diferencial, como un ingrediente más en la gran olla de preparación de la "felicidad". Otros ingredientes comunes son la locura, la ignorancia, la estupidez, la libertad, el color, el desconocimiento, la luz, la adoración, la fe, la esperanza, la ilimitada imaginación. Sin embargo el temor es el ingrediente que hace la diferencia. Y ese mismo temor es el que nos hace perder ese estado de sublimación, de embriaguez total. Gran contradicción: somos felices pero caemos al abismo. El miedo, el muy particular miedo al que me refiero, le agrega a "la felicidad" un sabor extraño que se aleja de la felicidad que puedan sentir los estúpidos y los necios.

Intento recoger algunas flores, las más bellas, pero me doy cuenta que ellas tiemblan, lo sé, es esta felicidad mía que las llena de espanto.

jueves, junio 01, 2006

9/ Cuando crees que ya no puedes avanzar...


-...estás en en el punto de partida.
-Ya será alguna vez.
-Quién sabe.
-Es que a veces te cansas un poco. Y quieres tirar la toalla, pero en el fondo sabes que es imposible.
-Es que tú eres la toalla.
-Mmm. Tienes razón. Igual yo seguiré escribiendo.
-...
-Hay una frase muy extraña que he recordado ahora. ¿la leí? ¿O la he inventado?
-Di la frase. Cuál es.
-Cuando crees que ya no puedes avanzar, estás en el punto de partida.
-...
-Qué te parece. ¿Te gusta?
-Así deberías empezar tu nueva novela a partir de hoy. Deberías dejar de escribir todo lo que has venido inventando hasta ahora y comenzar de nuevo y así, de esa forma.
-Sí, ¿no? Total, nadie me lee...
-Dilo de nuevo.
-¿El qué?
-Eso, que nadie...
-Nadie..
-Más fuerte.
-No jodas, si ya lo sabes. Nadie me lee.
-Dilo fuerte.
-¡Nadie me lee! ¿Ya estás contento?
-Reconocerlo te hace bien.
-...
-Vamos.
-Esta bien, está bien, me da un gran alivio. Hasta siento la espalda tan ligera, como nunca. ¡Nadie me lee! ¡Nadie me lee! Mierda, qué rico se siente. A partir de ahora voy a hablarme a mí mismo, sin pelos ni nada. Solo yo ante el espejo. Voy a empezar la nueva novela así "Cuando crees que ya no puedes avanzar, estás en el punto de partida". No sé por qué, pero siento como si yo esto... ya lo hubiera vivido antes.


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